sábado, 29 de junio de 2013


CRÓNICA: VENDEDORES AMBULANTES 

Una degustación agridulce 

¨Un almuerzo del domingo sin aguacate no es almuerzo¨, estas palabras salieron de la boca de mi señora madre, quién ese día se despertó con el raro entusiasmo de hacer almuerzo ,por lo general ella no es muy amante de la cocina. Cuando dijo que quería cocinar, todos en la casa nos sorprendimos y queríamos probar su sazón, pero ella abrió la nevera y vió que no había aguacates, así que yo debía ir a comprarlos.

Bajé por el centro en busca de los aguacates, me metí por la calle 34 cerca a la plaza central. Observé aproximadamente 3  puestos de aguacates decidí acercarme al primero,  estaba cerca del semáforo y le pregunté al señor: - ¿Qué cuestan los aguacates? él me respondió : - a 2.500 cada uno-,  la verdad no estaba seguro de comprarlos ahí, porque se veían como en mal estado, opacos, unos aguacates sin vida. Por eso  antes de que el señor me dijera que si quería la degustación, le dije gracias y este ni se percató que yo me fui.

Seguí bajando y estaban los siguientes dos puestos, los dos vendedores estaban hablando. Era una mujer y el otro un hombre, ambos muy parecidos en sus rasgos físicos:  peso, estatura y algunas facciones;  pensé inmediatamente que a lo mejor eran hermanos, pero ese pensamiento nunca pude corroborarlo. Me acerqué a  la señora, quién  fue la primera en ofrecermé los aguacates,   recuerdó que su forma de vender no era la misma que utilizaban el resto  de vendedores ambulantes, ella me dijo: -joven, sé que lo mandaron de la casa por los aguacaticos, por  aquí se los tengo ricos y baratos, bien pueda probarlos .Después de que ella habló , yo solo pude sonreír, puesto que tenía razón, me mandaron de la casa por los aguacates , me estaba demorando y aún no los había comprado, por eso acepté la degustación de la amable señora. Probé los aguacates y me parecieron muy ricos, diferentes a los del carro anterior, estos si se veían con vida y tenían un sabor agradable.

Convencido de comprarle los aguacates a la señora le pregunte :-¿Cuánto cuestan? y ella me respondió :-2.700, pensé  ¡más caro que el anterior vendedor!, y el dinero no me alcanzaba, porque  solo me quedaban 4.000 y algunas monedas que a lo mucho daban 400 pesos y necesitaba llevarme 2 aguacates, porque venían unas  tías almorzar y con uno solo no era suficiente. El otro vendedor se dió cuenta que a mí no me alcanzaba y en vista que la señora no me quería rebajar el precio de los aguacates; el señor de al lado inmediatamente llegó a ofrecérmelos para que los probara y por el precio de 2.000.Al oír esto pensé ¡a ese precio si voy a poder comprar los 2 aguacates!, los probé , a pesar de que no eran tan ricos como los de la señora. Igual estaban buenos , de color agradable  y lo más importante a un precio muy cómodo.

Decidí comprarle los aguacates al señor,  ya le iba a dar el dinero, cuando me dijo que no tenía bolsas para empacarlos,  le iba decir a la señora del otro puesto, pero ella no le quisó hacer el favor;  al contrario empezó a reclamarle porque le había quitado la clientela, él le respondió: el cliente me compró los aguacates a mi, porque usted los vende  muy caros. Ella le contestó:- Yo le iba a bajar el precio, pero  usted se metió de una vez. Inmediatamente al vendedor le dió mucha rabia, empezó a alzarle la voz y  a decirle groserías a la otra vendedora. Esta desde luego no calló y le respondió también de muy mala gana , pero a ella se le notaba más exaltada, su frente estaba completamente llena de sudor, se veía muy roja , parecía que le salía cada vez que abría la boca llamaradas de fuego como a los dragones.

Yo me quedé al lado del carrito del vendedor con los aguacates en las manos, esperando la bolsa para guardarlos, viendo como la discusión entre los dos vendedores se estaba poniendo ya color de hormiga.Todo por ver quién de los dos se quedaba con mi dinero. De repente mis ojos se aterrorizaron la vendedora cogió el cuchillo entre sus manos y apuntaba al vendedor. Diciéndole que él era un quita-clientes,  que no se la iba dejar montar porque era hombre, ya que  ella también tenía  el derecho a trabajar y ganarse su vida, además le dijo que ella había llegado primero a ese sector, así que se fuera de ahí  para  un sitio lejos y dejara tranquila las cosas o sino que ella se las iba cobrar. El vendedor solo le respondió que dejara las  cosas quietas , le reafirmó  que él no le había quitado ningún cliente. La culpa era de ella por querer ser una ladrona y querer vender los aguacates más caro de lo normal.

Apenas el vendedor le dijó ladrona ella cogió el cuchillo en su mano fuertemente y se le acercó al hombro, insertándolo.En ese momento un señor que iba pasado se dio cuenta y se acercó, yo de igual manera lo hice.Cuando ya nos acercamos salía del hombro del vendedor un montón de sangre que corría rápidamente por el suelo,  la vendedora  no decía nada.Se quedó de una sola pieza ,  su rostro revelaba una palidez de nerviosismo.Mientras el señor que transitaba por ahí en cambio si habló directamente a la ambulancia. La aglomeración de personas no se  hizo esperar y alrededor de los dos carros de aguacates se hizo un círculo  más o menos de unas 15 personas, todos preguntaban. ¿Qué ha sucedido? , pero como la vendedora no habló , me miraron a mí .Así que yo dijé lo sucedido, al escucharmé el señor que llamó la ambulancia, me dijó:- Usted no se puede ir , tiene que servir de testigo, pero  yo solo pensaba en los aguacates y en el almuerzo de mi mamá.

Pasaron algunos minutos, llegaron la ambulancia y la policía.  A la vendedora, al señor que iba caminado por el lugar y a mí nos hicieron subir a la patrulla de la policía para declarar. Cuando llegamos a dar la versión no hubo necesidad de escuchar la mía , ya que la vendedora contó todo tal cual sucedió. Se declaró culpable de atentar contra la vida del otro vendedor, pero en su defensa dijo que  tenía que darse su lugar como fuera , porque  en efecto el vendedor le había quitado un cliente y eso en la cultura de las ventas es como si se hubiese metido con la mamá o con un hijo,  después de esto el comisario me dijo: - ¿Es cierto todo lo que ella habló? yo le respondí:  -es cierto todo, fue como si el vendedor se hubiese metido con la mamá y le quitó el cliente a ella. Por otro lado nunca supe la suerte del vendedor, pero la mía no fue buena, porque no pude llevar aguacates y  ¨almuerzo de domingo sin aguacate no es almuerzo¨.


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